Han sido miles, muchas, bastantes; las lesbianas, las fuertes, los serios, los pasivos, los activos, los versátiles y los reservados salimos a la calle a defender nuestros derechos desde el mes de Junio al mes de Agosto para ver si avanzamos y nos terminan de aceptar, aunque esta tendencia nunca va a terminar así nos terminen de aceptar completamente y saben ¿por qué?

Fíjate en esta vaina, decimos estar orgullos@s de ser Homosexual – Lesbiana y sólo por estar lleno de orgullo salimos a la calle a hacer desastre, llamar la atención como nos da la gana y volvernos loca para gritar: QUEREMOS RESPETO, SOMOS IGUALES, SOMOS HUMANOS, TENEMOS NUESTROS DERECHOS (Ainnnsss, yo que lo he hecho se me eriza la piel con solo recordarlo) pero en síntesis, nos volvemos tan loc@s que olvidamos nuestro amor por el prójimo, tanto por el pato o gallina que tenemos al lado  como por el heterosexual que se para en su ventana a aplaudirnos o a señalarnos. A veces esto da pena, tristeza y vergüenza ajena (Así me dijo mi papá cuando le dije que era gay) jajajaja…

 

No me sentí discriminado con esa señalización, al contrario me dio valor para darle sentido a la vida de otra forma, ese sentido que busco al escribir estas líneas, esta vez dedicada a las Marchas GLBTI Venezolanas en las que de forma general somos analizados, comprendidos por algunos y limitados por otros porque si buscamos el efecto, también debemos sentir la causa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El año pasado las marchas fueron en nombre de nuestra vulnerable comunidad TRANS, particularmente para mí la más sensible de todas porque vaya que ellas si se enfrentan a grandes bullying, problemas y situaciones de la vida que cualquier pato común moriría en el intento; ahora bien esto no nos da derecho a salir a las calles a ponernos de burla para que hasta entre nosotros mismos al día siguiente nos digamos: “Mana que horror, viste a las putas con  las tetas al aire, uy no que burla, cuando nos van  aceptar” o bueno hay quienes dicen “ Total manita, quítate esa vaina y muestra tus bubbies que esas las pagaste tu”; mientras esto sucedió en varias concentraciones MI PUNTO FOCAL salía a la luz con el mismo cliché de siempre: A DONDE VAMOS A PARAR con esta idiosincrasia absurda porque no solo mis amigas trans son así de rebeldes, a quienes por cierto las admiro a morir pero hay mejores formas de hacerle saber a los heteros que estamos conformes con lo nuestro, hasta yo con mis tetas de aníme me siento bomba, y con la cantidad de maquillaje no me siento payasa, me siento artista, entonces si nos vamos a sentir artistas ps que sea por completo, con respeto y conciencia.